Willys Capeta: el deportista brasileño que nunca fue a la pista

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Si eres un apasionado de los autos clásicos y de la historia de la industria automotriz brasileña, el Willys Capeta Es uno de esos modelos que merece tu atención. A pesar de su nombre inusual, este prototipo de los años 60 tiene una diseño atrevido, actuaciones interesantes para la época y una rica historia que abarca décadas. Exploremos en detalle por qué la Capeta es tan icónica, desde su creación hasta su restauración, asegurando su lugar en la memoria del automovilismo nacional.

Un contexto de efervescencia automovilística

Créditos: Reproducción

En las décadas de 1960 y 1970, Brasil vivía un período de gran entusiasmo en el sector del automóvil. Las empresas buscaron consolidarse y no faltaron proyectos innovadores. Tú exhibiciones de autos Fueron eventos muy esperados, que atrajeron multitudes curiosas por nuevos productos y prototipos que mostraban el potencial de la industria nacional.

Fue en este escenario que, en el III Salón del Automóvil de 1964, en São Paulo, el Willys Capeta hizo su debut. El proyecto fue diseñado por Rigoberto Soler, ingeniero nacido en España y naturalizado brasileño. Soler, que también fue profesor de la FEI (Facultad de Ingeniería Industrial), ya había destacado con otros proyectos como FEI-X3 y el Brasinca 4200 GT. Sin embargo, como muchos otros prototipos de la época, la Capeta no pasó de la etapa de prototipo, fabricándose sólo un ejemplar.

La idea detrás de Capeta

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Capeta surgió en un momento de entusiasmo por la Willys Overland de Brasil. La marca ya tuvo éxito con Interlagos, inspirado en el Alpine A108 francés, tanto en las pistas como entre los aficionados. El objetivo del Capeta era crear un coche de competición que mostrara la capacidad de innovación de Willys.

El motor elegido para la Capeta fue el mismo que el Aero Willys, un bloque llamado Huracán. Este motor de seis cilindros en línea refrigerado por agua tenía 2.638 cm³ y estaba fabricado en hierro fundido. En el Aero Willys, entregaba unos modestos 90 caballos y pasaba de 0 a 100 km/h en 25 segundos, alcanzando una velocidad máxima de 125 km/h. Sin embargo, en la Capeta, el motor estaba reelaborado, alcanzando 148 caballos (potencia bruta SAE), con caja de cambios de cuatro velocidades. Gracias a los finos ajustes realizados por los ingenieros de Willys, el prototipo aceleró de 0 a 100 km/h en 10 segundos y alcanzó una velocidad máxima de 180 kilómetros por hora – rendimiento impresionante para la época.

Diseño y construcción

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Uno de los mayores atractivos de Capeta fue su diseño, claramente inspirado en deportes italianos de la época. La carrocería fue realizada en plástico reforzado con fibra de vidrio, lo que ayudó a reducir el peso total del vehículo. El modelo era un cupé 2+2, con líneas fluidas y una superficie acristalada excelente para un coche deportivo.

Detalles como entradas de aire en el capó y los costados agregaron un toque de agresividad al look. El Capeta también contaba con llantas de radios y varios componentes procedentes de otros modelos de Willys, lo que le daba al coche un cierto encanto artesanal.

En el interior, la Capeta impresionó por su sofisticado acabado. Los asientos estaban tapizados en cuero, mientras que las puertas y el tablero tenían apliques de palo de rosa. La instrumentación estaba completa para la época, incluyendo velocímetro, tacómetro, voltímetro, indicador de temperatura, nivel de combustible y un reloj analógico. El volante de madera de tres radios completaba el aspecto refinado.

El destino del prototipo.

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Luego de su presentación en el Salón del Automóvil, la Capeta fue exhibida en una exposición en Brasilia. Sin embargo, su elevado coste de producción hizo inviable el proyecto, que fue archivado por Willys. El prototipo acabó guardado en un almacén de la empresa hasta que fue donado a la Museo Paulista de Antigüedades Mecánicas, en Caçapava, en el interior de São Paulo.

Desgraciadamente, tras la muerte de Robert Lee, fundador del museo, el lugar permaneció cerrado durante años y los vehículos de la colección quedaron sin mantenimiento. Entre ellos se encontraba Capeta, que sufrió los efectos del tiempo.

Restauración y renacimiento

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El renacimiento de Capeta sólo fue posible gracias a la dedicación de personas como el periodista y abogado Roberto Nasser y el Vado, que en ese momento era propietario de Willys. El coche fue restaurado con mucho cuidado, garantizando que se conservaran sus características originales.

Hoy Capeta forma parte de la colección de Museo Nacional del Automóvil, en Brasilia. El coche se exhibió en eventos importantes, como la Espectáculo Clásico de Brasil, realizado en Araxá, Minas Gerais, donde atrajo a muchos entusiastas de los autos antiguos.

Valor histórico y legado

Créditos: Reproducción

Más que un simple prototipo, el Willys Capeta representa un momento de gran creatividad y experimentación en la industria automovilística brasileña. Es un recordatorio de que, incluso con recursos limitados, es posible crear algo innovador y extraordinario. Además, su historia muestra la importancia de preservar la memoria del automóvil para las generaciones futuras.

Si tienes la oportunidad de visitar el Museo Nacional del Automóvil, asegúrese de ver Capeta de cerca. No es sólo un coche; Es un pedazo de la historia brasileña, conservado con el cuidado que merece. Un auténtico tesoro para los amantes de los coches clásicos y del ingenio nacional.

Créditos: Reproducción
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