Tiburón: el deportivo brasileño que se hundió en el pasado

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Brasil siempre ha jugado un papel destacado en la creatividad automotriz, ya sea a través de la creación de modelos únicos o de la adaptación de diseños importados. Sin embargo, no todas las innovaciones terminan en éxito, y la Tiburón, un deportivo producido por Trivellato SA, es un ejemplo clásico de cómo la ambición puede verse sofocada por problemas legales, técnicos y de marketing. Profundicemos en la fascinante, pero breve, trayectoria de Shark, el “tiburón” que no pudo resistir las olas del mercado automotriz brasileño.


La ambición de un deportivo nacional

Créditos: Reproducción

Lanzado a finales de los años 1960, el Tiburón Tenía todo para convertirse en un ícono brasileño. Con una carrocería fabricada en plástico reforzado con fibra de vidrio, el modelo era ligero, moderno y utilizaba una de las mecánicas más confiables de la época: la de los Volkswagen con motor de aire. Estos motores, con variaciones de 1.200 cm³ a 1.600 cm³, ya equipaban una amplia gama de vehículos en Brasil, como los clásicos Karmann-Ghia, tú Escarabajos e incluso el Puma GT. Además, la base Karmann-Ghia se podía utilizar para montar el Shark, lo que aumentaba su atractivo para los entusiastas.

El diseño del Shark llamó la atención por su clara inspiración en el legendario Ford GT-40, un coche de carreras que había alcanzado fama mundial en las 24 Horas de Le Mans. Sin embargo, el deportivo brasileño trajo algunas adaptaciones que lo hicieron más accesible y práctico. La apertura de los capós delantero y trasero, por ejemplo, se diseñó para facilitar el mantenimiento, y el capó se elevó cinco centímetros para mejorar el confort del conductor y de los pasajeros.


La controvertida conexión con Fiberfab

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A pesar del esfuerzo por crear un automóvil nacional, el Tiburón Tenía un “talón de Aquiles”: su origen. El modelo era una copia del Vengador GT, producido por el americano fibra, empresa californiana famosa por fabricar kits de automóviles desde 1964. Además del Avenger, Fiberfab produjo otros modelos icónicos, como el azteca 7, Oh jamaicano IV y réplicas de coches clásicos, como el Migi II.

La conexión entre el Shark y el Avenger GT no fue meramente estética; Era una reproducción casi idéntica. ¿El problema? Trivellato SA no contaba con autorización de Fiberfab para producir el Shark. Este detalle, que inicialmente pasó desapercibido, fue revelado por la prensa automotriz brasileña en 1970, poniendo en duda la reputación del modelo y de su fabricante.


El declive del tiburón

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En sus primeros meses en el mercado, el Shark fue recibido con entusiasmo. Equipado con detalles de acabado lujosos para la época, como pintura metalizada, asientos deportivos de cuero y un salpicadero completo con velocímetro ajustado a 200 km/h, el coche llamó la atención de las revistas especializadas. Probado por publicaciones de renombre, el deportivo recibió elogios por su rendimiento y diseño.

Sin embargo, el escenario cambió drásticamente cuando se descubrió que Shark no era un proyecto original. El titular de una de las revistas de automoción decía: “Tiburón: ¿un brasileño de mentiras?” Este descubrimiento minó la credibilidad del modelo y, más aún, la de Trivellato Production terminó en. 1973, con estimaciones que indican que sólo entre 30 y 40 unidades fueron fabricados.


El impacto en Trivellato SA

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El escándalo Shark fue un duro golpe para la Trivellato SA, una empresa anteriormente respetada por su producción de carrocerías para cisternas y remolques. Fundada por Ernesto Trivellato, la empresa ya a finales de los años 1970 se enfrentaba a desafíos para mantener la competitividad y controlar los costes. El fiasco del Shark empeoró aún más la situación financiera de la empresa.

Aunque Trivellato continuó operando durante más de una década después de la desaparición de Shark, la empresa nunca pudo recuperarse por completo. En 1986, Trivellato SA se declaró en quiebra, cerrando definitivamente sus actividades. Pese a ello, muchos brasileños aún recuerdan la marca por las robustas carrocerías de los camiones cisterna que recorrían las carreteras del país y por su audaz intento de ingresar al mercado de los autos deportivos.


¿Por qué Shark no sobrevivió?

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El fracaso de Shark se puede atribuir a una combinación de factores, que incluyen:

  1. Falta de originalidad: La copia descarada del Avenger GT comprometió la reputación del modelo.
  2. Problemas legales: La falta de autorización de Fiberfab generó críticas e hizo inviable la continuación del proyecto.
  3. Mercado limitado: El concepto de autos deportivos en Brasil en la década de 1970 todavía estaba restringido a un público específico, con poca demanda para apoyar un modelo como el Shark.
  4. Precio alto: A pesar de venderse como un kit, el costo del Shark era alto. Convirtiendo a valores actuales, el precio rondaba R$ 120.000,00 a R$ 150.000,00, dependiendo de la configuración.

El legado del tiburón

Si bien Shark no logró el éxito esperado, dejó un legado importante. El modelo sirve como ejemplo de los desafíos que enfrentan los fabricantes nacionales cuando intentan competir en un mercado dominado por los grandes fabricantes de automóviles internacionales. Además, el Tiburón es ahora una rareza, y los ejemplares restantes son extremadamente valorados por los coleccionistas.

Si encuentras un Tiburón a la venta en una subasta o exhibición de autos antiguos, sepa que representa una parte de la historia del automóvil brasileño. A pesar de sus polémicas, el deportivo es un símbolo de audacia y ambición en un período de gran creatividad en el sector automovilístico nacional.


Conclusión

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Escribe sobre Tiburón en 2025 Es un viaje en el tiempo que nos recuerda lo efímero de algunas ideas y la importancia de innovar auténticamente. El deportivo brasileño, que comenzó como una promesa de éxito, llegó a su fin debido a decisiones mal planificadas y a la presión del mercado. Hoy, Shark es un ejemplo de cómo la pasión por la ingeniería puede afrontar grandes desafíos, pero también de cómo la historia siempre encuentra un lugar para preservar estos momentos.

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