Puma GTB: El felino con un corazón nuevo

0
133

Cuando se habla de deportes nacionales, es imposible no recordar el puma gtb, un coche que marcó una época. Lanzado oficialmente el 1974, trajo el espíritu de autos musculosos americanos, pero con alma brasileña. Su desarrollo se inició años antes, y su debut en el Salón del Automóvil de 1972, en São Paulo, dejó a los entusiastas con la boca abierta. Con un diseño distintivo y un desempeño que prometía rivalizar con los mejores autos de la época, el GTB se ganó su lugar en la historia automotriz del país.

El nombre GTB significa “Gran Turismo Brasil”, reforzando el orgullo nacional por crear un automóvil deportivo robusto y elegante. Inicialmente se llamó puma gto, pero, debido a la existencia del famoso Pontiac GTO en Estados Unidos, fue necesario cambiar el nombre para evitar confusiones.


El motor que hizo historia

Crédito: Reproducción

Debajo del capó del Puma GTB se encontraba el legendario motor de seis cilindros de Chevrolet. Inicialmente se utilizó el motor 3,8 litros, pero el modelo que salió a la calle en 1974 ya tenia el renombrado motor 4,1 litros del Chevrolet Opala. Este motor, con 140 caballos de fuerza a 4.800 rpm, proporcionó un desempeño sólido para la época. Con una transmisión manual de cuatro velocidades y tracción trasera, el GTB ofrecía una conducción placentera y emocionante.

A pesar de su respetable desempeño, el GTB enfrentó fuertes competidores, como el Esquivar dardo, Oh Cargador R/T y posteriormente el Ford Maverick GT. En cifras, el Puma GTB alcanzó una velocidad máxima de 171 kilómetros por hora y acelerado De 0 a 100 km/h en 12,5 segundos. Para un coche deportivo de los años 70, estas cifras eran impresionantes.


Diseño sofisticado y exclusivo

Crédito: Reproducción

La carrocería del GTB estaba hecha de plástico reforzado con fibra de vidrio, un material ligero y resistente, muy utilizado en la época para coches deportivos. Su diseño se inspiró en modelos europeos y americanos, con un frente largo y una parte trasera corta. Las primeras versiones del GTB tenían una parrilla frontal sencilla, con dos franjas horizontales y faros tomados del Chevrolet Opala.

Las ruedas exclusivas de Puma y los neumáticos Pirelli E70 Con una llanta de 14 pulgadas, el GTB tenía un aspecto robusto y deportivo. Los neumáticos delanteros eran 205/70 R14, mientras que los traseros más anchos eran 215/70 R14, contribuyendo a una excelente estabilidad en las curvas.

En el interior, el GTB se centró en la comodidad del conductor y de los pasajeros. Los asientos y el volante deportivo eran elementos de serie, mientras que el espacio trasero era bastante limitado, ideal sólo para equipaje pequeño o trayectos cortos.


Rendimiento en foco

Crédito: Reproducción

Aunque era un coche hecho a mano, el GTB impresionó por su equilibrio entre prestaciones y confort. Su suspensión trasera utilizó el sistema. hotchkiss con muelles semielípticos, garantiza una conducción estable y segura, a pesar de no ser tan sofisticado como los brazos de arrastre con muelles helicoidales utilizados en el prototipo P8.

Con 1.125 kilos, el Puma GTB tenía proporciones armoniosas:

  • Longitud: 4,3 metros
  • Ancho: 1,84 metros
  • Altura: 1,28 metros
  • Distancia entre ejes: 2,42 metros

Estas dimensiones daban al coche una presencia imponente, reforzando su imagen de deportivo respetable.


Competencia feroz y adaptaciones

Crédito: Reproducción

A pesar de su exclusividad y llamativo diseño, el GTB se enfrentaba a un mercado competitivo. En aquella época, sus principales rivales eran los coches importados, como el Ford Mustang y el Chevrolet Camaro, además de modelos nacionales como el Ford Maverick GT.

El precio del Puma GTB también fue un factor destacado. Cuesta más que modelos como el Dodge Charger R/T y el Ópalo SS, solo superado por el lujoso Ford Landau. Considerando inflación y conversión, el precio de un GTB en valores actuales rondaría R$ 350 mil.


Evolución y novedades

En 1979, Puma lanzó el GTB Serie II, una versión rediseñada que trajo varias mejoras. Con un diseño más moderno y elegante, la Serie II era visualmente superior al modelo anterior. La nueva parrilla negra con franjas horizontales, los cuatro faros circulares y el frontal más bajo daban al coche un aspecto más agresivo y sofisticado.

Otro detalle interesante fue el sistema limpiaparabrisas, que quedaba oculto bajo una funda, un toque inspirado en modelos como el Chevrolet Camaro.


Legado y rareza

La producción del Puma GTB fue relativamente limitada. Se estima que alrededor 710 unidades de la primera generación se fabricaron hasta 1979, cuando se presentó el modelo Serie II. Este pequeño número hace que los ejemplares GTB sean codiciados por coleccionistas y entusiastas hasta el día de hoy.

El GTB no se exportó oficialmente, pero ganó notoriedad internacional gracias a su apariencia única y al hecho de que era uno de los pocos deportivos brasileños de la época.


Conclusión: el felino que rugió fuerte

Crédito: Reproducción

oh puma gtb Es mucho más que un coche deportivo; representa una era de audacia y creatividad en la industria automotriz brasileña. En un mercado dominado por los grandes fabricantes de automóviles, Puma logró destacarse con un vehículo que combinaba diseño audaz, desempeño sólido y exclusividad.

Hoy, el GTB es un icono de una época en la que los coches no eran sólo medios de transporte, sino auténticas obras de arte sobre ruedas. Si tienes la oportunidad de ver de cerca uno de estos raros ejemplares, aprovecha para admirar uno de los mayores símbolos de la ingeniería automotriz nacional. Y quién sabe, con un poco de suerte, tal vez incluso puedas dar un paseo en este verdadero felino de las pistas!

Artículo anteriorAutomovilismo brasileño: el legado de Carcará
Evelin Cristini
Desde muy pequeño me sumergí en el mundo de los coches. Mi infancia estuvo marcada por el rugido de los motores, el olor a grasa y las hábiles manos de mi padre restaurando cada detalle de un vehículo. Cada vez que entraba al taller era como entrar a un salón de clases, donde aprendía sobre mecánica y cómo transformar un auto averiado en una obra maestra sobre ruedas. Fue en este ambiente que desarrollé una profunda admiración por la ingeniería y la estética automotriz, encendiendo una llama que llevo conmigo hasta el día de hoy.

DEJA UNA RESPUESTA

¡Por favor ingresa tu comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí