La Kombi de 1966 que ganó prominencia comenzó su viaje como un vehículo modesto, pintado en un simple tono de azul.
Pero el destino tenía reservado para ella algo mucho más grande.
A El metal de Gruñón, un reconocido taller ubicado en Huntington Beach, California, fue el encargado de transformar esta Kombi en una obra maestra del automóvil.
Durante la restauración se realizaron Trabajos extensos de chapa metálica, que incluía agregar ventanas adicionales y abrir una Techo corredizo de tela.
Los detalles se hicieron aún más impresionantes con la inclusión de portaequipajes de techo, uno Escalera lateral Macfel y los clásicos Parabrisas estilo safari, que le dan un toque nostálgico.
Los bancos y los paneles laterales estaban cubiertos con vinilo rojo, mientras que las alfombras negras crean un contraste sofisticado.
Bajo el capó hay un motor clásico. Cuatro cilindros planos refrigerados por aire de 1,2 litros.
Cada detalle de esta Kombi refleja el cuidado y la pasión de quienes trabajaron en su restauración.
Ya sea como inversión, objeto de colección o simplemente vehículo para celebrar la historia, la Kombi sigue demostrando que su magia nunca se desvanece.