Automovilismo brasileño: el legado de Carcará

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En 29 de junio de 1966, un hecho histórico que marcó el automovilismo brasileño. un vehículo llamado carcara, con un diseño aerodinámico y una historia tan destacable como su nombre, alcanzó 212,903 kilómetros por hora, estableciendo el primer récord brasileño de velocidad absoluta. Este logro ocurrió en la antigua BR-2 Río-Santos, que hoy corresponde a la Avenida das Américas, en Barra da Tijuca, en Río de Janeiro.

El nombre “Carcará” no fue elegido al azar. Él honra el ave rapaz de la familia falcónida, conocida por su coraje y agilidad. Al igual que el pájaro, el vehículo era audaz y estaba decidido a superar los desafíos. Curiosamente, en 1966, la música “Cárcara”, interpretado por María Bethânia, también tuvo éxito en Brasil, con versos que exaltaban la fuerza y la valentía del pájaro, “el animal que vuela como un avión”.

Un proyecto visionario

Créditos: Reproducción

oh carcara fue el resultado de una colaboración entre grandes nombres del automovilismo brasileño y el apoyo de Editorial Abril, representado por Leszek Bilyk, director editorial de la revista Cuatro ruedas. La carrocería, elaborada artesanalmente en aluminio, fue desarrollado en el matao, en el interior de São Paulo. Este mismo lugar es famoso por ser el lugar de nacimiento del icónico Puma GT.

El coche estaba montado sobre un chasis. Fórmula Júnior, una categoría de monoplazas que, lamentablemente, no tuvo el éxito esperado en Brasil. Este chasis, diseñado por Chico Landi Es Tony Bianco, usó un motor DKW motor de tres cilindros, modificado para lograr 104 caballos de fuerza. La posición del motor, situado en la parte central trasera, ayudaba a la distribución del peso y a la estabilidad del vehículo.

Con solo 390kilos, el Carcará era extremadamente ligero, pero necesitaba lastre para cumplir con las regulaciones de la FIA (Federación Internacional del Automóvil). Este peso reducido, combinado con la eficiencia aerodinámica, fue crucial para alcanzar velocidades tan altas.

Preparación Técnica

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El motor del Carcará fue preparado especialmente por Miguel Crispim, uno de los nombres más importantes de la mecánica automotriz de los años 60, que trabajó en el equipo oficial de. Vemag-DKW, recibió elogios incluso de los alemanes por la excelencia de su preparación. El propulsor tenía 1.100 cm³, y su potencia era más que suficiente para desafiar las limitaciones de una carretera brasileña de la época, que distaba mucho de ser ideal para las pruebas de velocidad.

Otro punto destacable fue el uso de equipos de alta precisión para medir la velocidad del Carcará. EL Editorial Abril importó un cronómetro de marca suiza Omega, conocido por su fiabilidad. Además, la prueba fue apoyada por fotocélulas en pista y un equipo formado por ingenieros, pilotos y policías de carreteras que velaron por la seguridad en el lugar.

El piloto encargado de conducir el Carcará fue Norman Casari, un nombre respetado en el automovilismo nacional. Para registrar el récord, Casari realizó dos pasadas por la pista, como exigen las normas internacionales de medición.

La influencia de Jorge Lettry

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Una figura central en el éxito del proyecto Carcará fue jorge letry, un ingeniero y piloto que jugó un papel crucial en el desarrollo del vehículo. Lettry nació en la ciudad de Ivrea, en Italia, pero llegó a Brasil cuando tenía menos de un año. Rápidamente se convirtió en un referente del automovilismo nacional, trabajando junto a nombres como Otto Kutner y el propio Miguel Crispim.

Lettry también tuvo la oportunidad de realizar una pasantía en Unión Automática, en Alemania, en 1961, donde perfeccionó sus conocimientos técnicos. Su participación en el proyecto Carcará simboliza la combinación de talento y pasión que marcó el desarrollo del automovilismo en Brasil.

Día récord

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La prueba se realizó en un momento en que las carreteras brasileñas eran rudimentarias y las condiciones para alcanzar altas velocidades estaban lejos de ser las ideales. Aun así, el Carcará demostró una actuación impresionante. Su carrocería blanca, pintada en el color tradicional del Vemag-DKW, corta el aire con precisión.

Con cada aceleración, el motor rugía como un auténtico depredador. Cuando el cronómetro suizo registró el 212,903 kilómetros por hora, Brasil entró en la historia del automovilismo. Este fue el primer récord nacional de velocidad absoluta, aprobado de acuerdo con estándares internacionales.

El legado de Carcará

El Carcará no fue sólo un hito de velocidad. Representó el pináculo de la creatividad y la ingeniería brasileñas en una época de recursos limitados. El proyecto demostró que, con determinación y talento, era posible competir en un escenario dominado por potencias extranjeras.

Hoy, en 2025, el Carcará es recordado como una leyenda del automovilismo nacional. Inspira a nuevas generaciones de ingenieros, pilotos y entusiastas. Su legado se celebra en exposiciones y eventos dedicados a la historia del deporte del motor en Brasil.

Conclusión

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Recordar el Carcará en 2025 es celebrar una era de innovación y pasión por el automovilismo en Brasil. Era más que un coche; Era un símbolo de coraje y determinación, características tan presentes en el espíritu brasileño.

Con cada nueva generación de vehículos y conductores, el legado de Carcará continúa vivo, inspirando a quienes creen que los límites existen sólo para superarlos. Ya sea usted un entusiasta o simplemente un admirador de la historia del automóvil, Carcará es un capítulo esencial de Brasil en la pista.

Si el Carcará batió su récord en 1966 con tecnología limitada y mucha creatividad, imagina lo que está por venir en el mundo del automóvil, donde la innovación y la audacia siguen guiando a los apasionados por la velocidad.

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